Textos Casuales

Punto de vista

Inicio estos “textos casuales” pensando en una escritura “de la invitación”

que posibilite “casualidades”

(somos hijos de la contingencia infinita),

de encuentro y reencuentro por algo que esté en el texto

o fuera de él, 

por algo que pueda estimular las ganas de permanecer durante una pausa en esa especie de guarida que es el rincón de la lectura,

bien lejos del ajetreo diurno del aquí y del para allá,

bien lejos de la cultura del rendimiento,

bien lejos de la sociedad homogénea y maleable, bien cerca de la disposición de hablar y de escuchar.

Este va a ser mi juego, y mi agrado, al escribir,

desde un apasionado interés por descubrir el sentido de la vida que vivimos

(la esperanza filosófica va de un poco de sentido a un poco más),

desde la premisa socrática de que somos desconocidos para nosotros mismos. 

No seré neutral,

pero tampoco indiferente,

ni relativista,

como si todas las posiciones mantenidas o mantenibles fueran equivalentes;

escribiré orillando y contrariando verdades puras y absolutas,

sabiendo que la experiencia de la vida individual y colectiva es un asunto permanente y móvil, 

perseverante,

que se mueve con el viento de la ilusión, la atención,

con el viento de la humana intervención que hace el devenir de la vida superando la indiferencia;

escribiré desde la creencia que los seres humanos podemos progresar incluso en tiempos tenebrosos y complejos, pero creyendo más bien en los progresos silenciosos que en las insistentes retóricas que proclaman El Progreso: siempre desde el ánimo de construir un mundo que funcione para todos;

escribiré desde una esperanza suficiente para no caer en la tentación del “no se puede hacer nada”, 

y escribiré descreyendo en una Vida Buena con la que ni cuento ni a nadie recomiendo, teniendo, por el contrario, bien al alcance de la mano la idea y el propósito de una Vida Mejor. 

Os saludo…

19-03-2021

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.