Primera Etapa

Palabras para columnas

El 31 de enero de 2018 apareció en este Blog la primera columna: quiero hablar sobre cómo me he relacionado con ellas.

Todo empieza con algunos temas en los que podría detenerme y, cuando me siento a escribir, ya sé el elegido.

Imagino un título como primera medida, que nunca termina siéndolo, pero el título funciona como punto de partida, un trozo de tierra en el que hacer pie para iniciar una reflexión que me pueda merecer el gusto de leerla.

El paso siguiente es lograr un borrador que, en mi caso, es la parte que menos tiempo me ocupa, pues te preocupas solo de una arquitectura elemental que permita ver borrosamente lo que va a ser. A veces fracasas y no alcanzas a verla de pie; tienes que empezar de nuevo, o cambiar de tema; cuando lo consigues, ya sabes que la columna se sostendrá y podrá sostener algún peso.

Comienza entonces la parte a la que dedico más tiempo. Y la más placentera. Y la más personal:  reelaborarla, dejarla, volverla a tomar, modificarla, reducirla (siempre el borrador es más largo), armonizarla,

o contrariarla.

También en esta fase presto mucha atención a la topografía del texto en el espacio de la pantalla.

Y una etapa final dedicada al cuidado de las palabras, lo que lleva al uso más o menos intenso de los diccionarios.

Cuidado, digo.

Cuidar el afán de saber y de indagar sin objetivos inmediatos prácticos, pues eso es lo que permanece más allá de la actualidad.

Cuidado, digo.

Cuidar que las palabras no terminen encerrando la realidad, sino promoviendo su ventilación de prejuicios, dogmas y lugares comunes (intentándolo). 

¿La versión definitiva?

Nunca llegas a ella.

Sí llega el momento que dices: basta, y envías la columna para su publicación: es una decisión que acaba con la tontería tan adulta del perfeccionismo.

No ha habido ni una sola vez que no haya cambiado algo en un último repaso, a lo mejor para empeorar la redacción, y, entonces, tienes que volver al texto inicial.

No quiero decir con esto que tratar de perfeccionar un texto signifique acabarlo, cerrarlo, sistematizarlo,

de manera que solo exprese lo expresado;

más bien, creo en un texto que sabe dejar sin expresar muchas  cosas que, quizá, completen otros desde su propio suelo, o uno mismo. Nunca una columna es toda la respuesta, pues, entonces, sería lo más alejado de la vida: por eso, todo narcisismo individual o colectivo nos aleja de lo comun-itario, de la comun-idad, de la vida social: la sociedad se vuelve narcisista con tanta opinión verdadera y definitiva. 

Finalmente, para mí escribir la columna semanal no ha sido un acto de trabajo, sino de reposo, de sosiego: un tiempo de fiesta, así lo he vivido.

Volveremos a estar aquí a principios de septiembre.

Mientras, haremos lo posible para hacer bueno el verano.

Con mi agradecimiento a Luis quien, además de gestionar el Blog, ha seleccionado con tantos aciertos las imágenes de portada para cada columna.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.