Primera Etapa

La política humana

Una política “humana” es aquella que se traduce en políticas centradas en “lo humano” que tienen todos los humanos.

¿Llamativo, por obvio, hablar de una política humana?

Seguramente, pero…,

si leemos titulares como “mundo posthumano”,

o “política y transhumana”…, uno se pone en guardia.

Y, si junto a la extrema derecha convive la extrema pobreza (la antihumanidad por excelencia), si los niveles de pobreza existentes no  se corresponden con los niveles de riqueza y de desarrollo económico de España, tendremos que pensar que la pobreza es una decisión política (propia de un mundo posthumano), que las políticas anticrisis han beneficiado más a las clases más altas, que la pobreza y la precariedad se han integrado ya en el sistema: entonces, además de ponernos en guardia, uno se pone a reivindicar una nueva política basada en otras fuentes distintas a las neoliberales, en unas políticas más propiciadas por la resistencia “humanista”.

Política “humana”,  a saber:

¿Por qué, y cómo, vivimos en sociedad?

¿Para hacer qué cosas?

¿Qué nos importa en la vida?

¿Qué es ser persona, qué es lo humano?

Sin profundizar en las respuestas a estas o similares preguntas seguiremos perdidos en un reino de sombras chinescas,

y se acrecentará la retirada de la sociedad civil de la esfera de la política, poniendo en entredicho la propia democracia liberal, ofreciendo base a los crecientes populismos y a una alianza reaccionaria que ya gobierna en Estados Unidos, en el Reino Unido, en Brasil, en Turquía, y que avanza posiciones en Alemania, Italia, Francia, España. 

Política humanista, que se reafirma en la presencia de los otros, que comprende la alteridad, la respeta, la necesita (es fácil disfrutar de las fresas de Huelva que llegan por estas fechas a nuestros mercados, pero sería insoportable visitar y ver cómo viven muchos de los emigrantes de temporada que recogen las fresas).

Política humanista, que defiende que otro mundo es posible, pues no es verdad “el fin de la historia y del último hombre”: un mundo más feminista y más de la infancia, más solidario, más comprometido con las tareas del cuidado de dependientes y de mayores, más entusiasta de la creatividad; un mundo que rehabilita la vigencia de la cultura, del arte, de la filosofía.

Política humanista que redefina nuestra posición original como ciudadanos frente a ámbitos de desigualdad como: riqueza, empleabilidad, educación, habilidades digitales, diferencias de género, a través de políticas que restablezcan la equidad, los consensos sociales y la capacidad de progreso que acompañaron el desarrollo del Estado del bienestar en la segunda mitad del siglo XX, bajo el entendido de que sin estabilidad social no habrá estabilidad económica.

Política humanista es pensar y practicar socialmente espacios desde la razón, desde la solidaridad y la generosidad, desde la tolerancia y la capacidad crítica, desde la audacia de la ética que nos obliga a cada uno a sentirnos responsables y a favorecer las aspiraciones colectivas, desde la pluralidad del mundo y de la sociedad, desde la perfectibilidad del ser humano.

Política humanista que incluye hacer política humana desde las personas, cuantas más mejor,

ejerciendo de mediadores entre la gente y la comprensión de la realidad,

con el concurso de muchos Ulises que resistan efectivamente a la hechicera Circe, hoy transustanciada en los mercados, en la competitividad ilimitada, en las desregulaciones, en la expansión indefinida y supuestamente racional de la producción, del consumo, del tiempo libre tan depauperado en ocio.

Hacer política no siempre es recoger ya, es también preparar y sembrar. Lo hizo el filósofo Spinoza cuando dijo:

“Si consideramos que,

 sin la ayuda mutua,

 los hombres viven necesariamente en la miseria y sin poder cultivar la razón,

 veremos con claridad que,

para vivir seguros y lo mejor posible,

 los hombres tuvieron que unir necesariamente sus esfuerzos.

 Hicieron, pues, que el derecho a todas las cosas, que cada uno tenía por naturaleza,

lo poseyeran todos colectivamente

y que en adelante ya no estuviera determinado según la fuerza y el apetito de cada individuo,

sino según el poder y la voluntad de todos a la vez.”

“Tratado teológico-político”, Spinoza,
Alianza Editorial, tercera edición, segunda reimpresión de 2018,
Páginas 410-411.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.