Primera Etapa

El raca-raca de la bronca política

Miedo,

angustia,

terrores apocalípticos,

ciudades fantasmas,

stress endiablado,

estadísticas diarias de enfermos y de muertos,

ancianos doblemente confinados en las residencias para ancianos,

todos desubicados-chocados-desterrados, y obligados a vivir cerrados aunque sea en la propia vivienda… (nadie, por otra parte, hemos encontrado un minuto para recordar que es incomparable la reclusión del rico en chalet con jardín con la familia con dos o tres hijos pequeños en un piso de 70 metros cuadrados),

y,

mientras,

el raca-raca de la bronca política,

que parecía que no (puro espejismo),

y ha sido que sí,

desde la sesión del Congreso de los Diputados que se inició a las 15 horas del día 25 y finalizó a las 02 horas del día siguiente para aprobar la prórroga del “estado de alarma”,

en un hemiciclo con 43 diputados físicos y 307 telemáticos,

situación insólita que ya de por sí expresaba la magnitud de la consternación, y que debía haber inspirado una práctica parlamentaria a la altura de esta impresionante imagen…

es igual,

oposición feroz, cruel, que se añadía a la realidad feroz y cruel ya existente en la calle, en las casas, en los hospitales, en las residencias de ancianos, en España, en el Mundo. Los consensos que dieron lugar a la transición democrática empiezan a resultar quiméricos: hemos progresado en regresión.

Acusaciones feroces y bronca política contra un Presidente de gobierno indefenso en la situación más crítica en todo el periodo democrático, acusándole de los muertos del día anterior, ”más del doble de los asientos que hay en este hemiciclo”,

indefenso, digo, el Presidente,

porque no se defendía,

(“me defenderé cuando pase esta crisis”)

porque no podía perder tiempo en gestionar la bronca.

¡!Qué miopía!!

¿Qué tragedias mayores tienen que pasar en España para que el Partido Popular coopere con las instituciones del Estado en las que no gobierna?

Si no fuera bastante una guerra contra el virus, ya tenemos dos, ¿electoralismo en estas semanas oscuras?

¡!Qué horror!!

No todos los partidos se comportaron igual que el Partido Popular,

hubo grupos que eligieron cooperar a oponerse, que eligieron criticar con amabilidad, con respeto y con angustia, entre ellos Ciudadanos, que aprovecha sensatamente esta dramática ocasión para recuperarse como partido de centro, para afirmar que cada reproche con ferocidad es una pérdida de tiempo contra el virus.

Desolación, pues, de nuevo, ante la política: la guerra contra el virus no ha sido suficiente para generar una tregua en la guerra política de siempre. Al revés, “el raca-raca” ha ido a más con tendencia a generalizarse. En vez de “todos a una”, se está alumbrando el todos a una contra el gobierno que lidera el “estado de alarma”, y cada uno con poder político o social proclama la dirección por donde hay que remar, pues todos se sienten acertantes frente al Gobierno que es el único que se equivoca. En cualquier catástrofe, esta actitud me parece decadente, propia de señoritos que racanean oyendo distraídamente la orquesta.

Si esto sucede en una situación tan insólita, tan inédita, tan tenebrosa…no tenemos base para esperar luchas concordadas contra la adversidad, salvo, quizá, que la próxima pandemia coja en el poder al PP.

A la desolación política sumo una desolación social:

  • Aplauden desde los balcones a los sanitarios
  • A los trabajadores no sanitarios de los hospitales
  • A los expertos y a los científicos
  • A la sociedad como tal
  • Aplauden los Diputados a Valentina, la persona que desinfecta el atril del hemiciclo, después de cada intervención
  • A las 20.00, aplausos solidarios a quienes nos protegen (casi todos, nadie se quiere dejar a nadie en el tintero), y  caceroladas, a las 21.00, contra el Gobierno, aderezadas con algunos “viva España”.

Nadie aplaude al Gobierno.

Ni al Parlamento, sede de la soberanía popular.

Nadie aplaude a la Política, que es la única que hace posible el hacer y la colaboración de todos, pues será el Estado el único que puede hacer posible la reconstrucción del país en el marco de una Unión Europea decidida a dar un salto, y el que deberá devolver al país a la normalidad democrática y a los plenos derechos civiles.

Y, ay, casi nadie lamentamos que esto suceda. (Cuánto me acuerdo del silencio del que habla Hannah Arendt con su elocuencia imperecedera)

Casi nadie se mosquea en público de tanto fervor en los balcones, tan reiterado, tan a la misma hora, tan incontinente, tan acrítico.

Casi nadie nos sentimos aludidos por nuestro comportamiento personal por acción o por omisión: todos nos sentimos profetas del pasado.

Casi nadie enfatiza la inmensa imprevisión de todos (España, Europa, el Mundo) sobre una previsible pandemia,

Inexperimentada pandemia,

causa principal de lo que está pasando (ni es divertida ni  rentable esta reflexión).

Estamos confinados no sabemos hasta cuándo, pero sí deberíamos ocuparnos “algo” en comprender y en comprendernos. Aunque nadie lo aconseje, pues el “quédate en casa” lo acapara todo, me parece que no debiera ser el único deber público. Porque, como recientemente razonaba César Rendueles, quizá esta sea “la tormenta perfecta” para autoritarismos que se oyen venir.

Pero… quiero terminar optimista: si os parece, queridos amigos,  nos quedamos con Emilio Lledó que hace pocos días tanto nos consolaba a sus 92 años desde su soledad en su casa de Madrid.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.