Primera Etapa

El Precariado

La palabra “precario” es una palabra latina, precarius, que se utilizó con estos dos significados:

1.- Lo que se consigue con súplicas

2.- Lo que se posee mientras dura la voluntad de su dueño.

El diccionario de la lengua española nos informa que el adjetivo “precario” deriva del “precarius” latino, con estos significados:

1.- De poca estabilidad o duración.

2.- Que no posee los medios o recursos suficientes

3.- Que se tiene sin título, por tolerancia o por inadvertencia del dueño.

Y toda una familia de palabras, como “precarizar” que el diccionario define como “convertir algo, especialmente el empleo, en precario, inseguro o de poca calidad”.

No es difícil inventar una palabra como la que da título a esta entrada:

“precariado”

que podemos definir como:

clase social compuesta por personas con empleo precario.

El empleo precario es sinónimo de inseguro, inestable, mal pagado y causante de una situación de recursos insuficientes para la propia subsistencia,

es decir,

el trabajo precario señala a personas pobres porque el salario  que perciben no es suficiente para dejar serlo (¡!!).

Quiero insistir en lo mucho que se ha normalizado el vocabulario de la precariedad, pese a la carga inmensa que transporta de vulnerabilidad y de desechabilidad del propio trabajador.

¡!Cómo conceder socialmente “naturalidad” a algo tan antinatural, tan mórbido??

¡!Cómo el discurso político y comunicacional se ha hecho tan hegemónico??

Seguramente porque lo ha hecho de manera silenciosa, con insidia, a través de las palabras. Se traslada la visión de que el Estado es tu enemigo y es el individuo quien tiene que hacer lo que pueda, solo, en un mundo gobernado por fuerzas elementales cuando el Estado se diluye.

El discurso político y mediático hace el trabajo sucio para que los trabajadores precarios se sientan perdedores sociales, incluso para que se culpabilicen a sí mismos por no haber sido capaces de abrirse un camino más próspero;

a la vez, este mismo discurso les ofrece la carrera del emprendimiento para que con entusiasmo y tesón se labren su propio porvenir:

este razonamiento siniestro representa un grave ataque a la dignidad humana, y una auténtica mutilación social. (Aborrezco de especial manera la palabra “emprendimiento” y sus afines, pues representan el colonialismo lingüístico que agobia y deprime sin apenas darnos cuenta de donde viene el agobio y la depresión).

El trabajador precario se mueve entre un trabajo inseguro y  embrutecedor y, a la vez, el miedo a perderlo:

en esa polaridad, queridos lectores, desaparece lo específicamente humano.

Ya Aristóteles dijo que la expresión de lo cabalmente humano surge cuando está resuelto todo lo relativo a la subsistencia, cuestión esta que explicó muy bien en el siglo pasado el psicólogo humanista Abraham Maslow (1908-1970).

Es insoportable que el único problema de la existencia humana sea, para muchos, el trabajo embrutecedor y el pavor a perderlo, pues

aparca

las específicas posibilidades de lo humano.

Así las cosas qué importante es pensar y desvelar los mecanismos de producción social masiva de la precariedad que generan las políticas neoliberales que acaban con los principios de justicia, de igualdad de oportunidades, de igualdad. El neoliberalismo, de la mano de Reagan y Thatcher, asaltó la tierra, y sus efectos de concentración de riqueza en pocos y de precariedad en muchos perduran. El mercado es libre, sí, para los pobres, pero a los grandes el Estado los protege…!porque son demasiado grandes para dejarlos caer!

Seguramente Marx no llegó a percibir que la autoexplotación llegaría a ser un régimen laboral más eficiente que la simple explotación, y que generaría el espejismo de que se vive en libertad.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.