22 de octubre,
viernes
Tríada.-
De vez en cuando vuelvo a Borges.
Hoy me quedo dentro de “Los conjurados”, su último libro, con Prólogo de 9 de enero de 1985, diecisiete meses antes de fallecer en Ginebra, en donde está enterrado. Tenía 87 años.
Uno de sus textos lo titula “TRÍADA”, y es aquí donde me he detenido:
El alivio que habrá sentido César en la mañana de Farsalia, al pensar: Hoy es la batalla.
El alivio que habrá sentido Carlos Primero al ver el alba en el cristal y pensar: Hoy es el día del patíbulo, del coraje y del hacha.
El alivio que tú y yo sentiremos en el instante que precede a la muerte, cuando la suerte nos desate de la triste costumbre de ser alguien y del peso del universo.
Página esta que, como tantas otras, me parece portentosa,
por su sencillez,
por su erudición (en elipsis),
tan necesaria para alcanzar la magia del tercer párrafo,
con ese verbo tan transparente que es “desatar”,
con ese sujeto tan inasible que lo gobierna,
y el sustantivo, “alivio”, el mejor para templar ese momento extremo de “intemperie”.
Un poco antes de llegar a esta página, Borges se siente “tierra, cansada tierra”,
aún así, dice:
“sigo, sin embargo, escribiendo”,
y continúa:
“¿qué otra suerte me queda, qué otra hermosa suerte me queda?”,
como si se corrigiera en ese brevísimo instante señalado por una milagrosa coma que separa una realidad cualquiera de una hermosa realidad.
23 de octubre,
sábado
Releer.-
Nunca me han llamado la atención las novedades en las librerías (reacciono de manera abrupta ante la tiranía de la novedad). Recientemente, he adquirido “Un año y tres meses”, de Luis García Montero, pero no el día que salió al mercado, seguramente por tan publicitado, pues me parecía que ni Almudena Grandes ni su marido merecían el mal trato empresarial de los alardes promocionales de la propaganda voraz.
Por otro lado, a medida que me hago más mayor, es bien cierto que frecuentemente prefiero releer lo ya conocido a leer novedades;
prefiero volver a aquellas páginas que marcaron fases de mi vida o me acompañaron en significativos momentos,
cosa que hago, creo, no tanto por nostalgia de volver a encontrarme y revivir el buen recuerdo que me quedó de entonces, sino porque, frecuentemente, lo antiguo me parece nuevo desde la mirada de hoy.
Se engaña, me parece, quien busca leer lo que ya leyó, porque releer no es volver a lo mismo,
tampoco recordar lo que ya entonces aprendió,
ni reproducir la misma emoción de un tiempo pasado.
Releer no es repetir; es, más bien, inaugurar.
No niego lo nuevo, menos reniego de lo nuevo, pero tiendo a sostener que toda nueva lectura de un libro que te la pide terminará siendo una lectura nueva.
24 de octubre,
domingo
La insuficiente realidad.-
En el Babelia de ayer, el dramaturgo Juan Mayorga contaba la anécdota que le ocurrió visitando la isla de Gozo. Era un viernes santo, y se encontró con la gente de la pequeña isla del archipiélago maltés procesionando alrededor de la iglesia, lo que hicieron por siete veces, pues era tradición visitar ese día siete iglesias y, como solo tenían una, daban siete veces la vuelta sobre la misma, lo que a Mayorga le pareció absolutamente teatral. Y concluye:
La realidad nunca es suficiente.
Por eso surgen el teatro, los cuentos, las novelas.
Y los sueños. Y los ideales.
Por ello resulta muy conveniente negociar con la realidad, incluso negociar los ideales y los sueños despiertos, pues por su tendencia a lo absoluto, unos y otros se llevan mal con la existencia,
con el estar,
con el estar ahí,
con la provisionalidad de la realidad,
cuando tan necesario resulta estar pegado a la tierra.
25 de octubre,
lunes
La flor de la borraja.-
Nadie piensa en esta flor cuando cena un hervido de borraja, esta planta que se cultiva mucho en las frías tierras de Aragón y nada en las cálidas tierras de Valencia, de manera que casi nunca la encuentro por aquí. Quizá sea debido a la mala fama del “agua de borraja”, que es la manera de expresar el fatal desenlace de proyectos que parecían importantes o de ilusiones muy acariciadas que terminan…!en agua de borrajas!, ejemplo de lo inservible. Quizá esta mala fama se haya llevado por delante la más sabrosa hortaliza de la vega, como el percebe lo es del mar; quizá se ha llevado, sin querer…, la flor de la borraja que aquí veis, y por eso nadie la cuenta entre las flores.
26 de octubre,
martes
Las hormigas.-
Nunca encontramos a las hormigas tumbadas plácidamente al sol, temerosas, seguro, de una vejez necesitada. Os aseguro que esto que hacen y sienten las hormigas hoy…ya les pasaba igual cuando Virgilio escribía las Geórgicas.