Dietario Desde Mi Jardin

Dietario desde mi jardín - Endrino

7 de junio,

viernes

Cardos y amapolas.-

En la actualidad, el disenso sobre “lo percibido” es de tal magnitud:

que lo virtual aparece como más verdadero que lo real,

que lo falso se aprecia como más verdadero que la verdad misma,

hasta lograr que los hechos alternativos desplacen de la realidad los hechos primigenios,

que la verdad sea muy breve,

pronto desintegrada en el polvo informativo que arrastra el vendaval digital.

El “polvo informativo”:

me recuerda aquel otro “polvo” al que se refiere el testimonio del Génesis con su escatológico: “pulvis es et in pulverem reverteris”, “polvo eres y al polvo volverás”:

¿por qué extrañarnos, entonces, de estos nuevos polvos?

Estamos, sí, muy molestos y saturados de este polvo informativo que se arremolina en torno a los ciudadanos; y de muchos que quieren informarnos con ánimo decididamente desorientador.

Para ello administran la información,

la conducen,

la maquillan,

la recortan,

la sustituyen,

la camuflan, la escamotean, la oportunizan…

Menos mal que, frente a tanto cardo informativo, siguen floreciendo amapolas.

8 de junio,

sábado

El gran amor de mi vida.-

“El gran amor de la vida” es una expresión literaria universal, pues, de existir en la realidad, nos aplastaría con sus pesos, sus pesadumbres y su grandeza; por eso las Ideas de Platón se observaban y estudiaban desde la oscuridad y no desde la realidad iluminada que había fuera de la Caverna.

A lo mejor, el gran amor de la vida sea un amor pequeño,

lleno de afinidad con quien podemos comunicarnos

dejando de lado actitudes de posesión,

y disfrutando de la voluptuosidad de la Libertad, que es quien verdaderamente entiende de límites.

Un “pequeño amor” no proclamado (no necesita la proclamación),

que vive con comprensión y en armonía similitudes y diferencias;

de respeto, de agrado, de compromiso, de complicidad, de juventud y de vejez,

de salud y de enfermedad,

de algarabía y de templanza,

de siempre igual y siempre distinto,

de comprensión,

y otra vez de respeto, siempre regresando al respeto.

Es verdad que existe El Gran Amor Romántico de Romeo y de Julieta, pero es el amor de una noche en Verona, de un fin de semana en Ibiza, que nada tiene de gratuito, por otra parte.

Me atrevería a defender que “el gran amor de la vida” se escribe, siempre, con minúsculas.

9 de junio,

domingo

Elecciones al Parlamento Europeo.-

Pienso en algo tan pequeño como una papeleta de votar en unas elecciones como las que, dentro de pocos minutos, introduciré en una urna.

Esta experiencia tan aparentemente minúscula me lleva a otro algo tan pequeño como el puñado de arena al que se refería Borges en Atlas, del que tenía la convicción que, trasladándolo a un poco más allá en la inmensidad del desierto, estaba transformando el mundo.

Cuando pude votar por primera vez tenía 37 años. En esos años que no pude votar fui aprendiendo la importancia del voto político y, sobre todo, aprendí a desearlo ardientemente. Hoy mantengo intacta la ilusión por el voto, y me resulta siempre una ceremonia muy emotiva; recuerdo que nos llevábamos a nuestros hijos para que nos vieran votando.

Tratándose, hoy, de elecciones europeas: más.

Me molestó siempre cuando me decían que “España es diferente”, intuía que aquella diferencia no nos convenía nada a los españoles, y sabía que nos ofendía.

Hoy votamos los europeos, y espero que, dentro de cinco años, lo hagan, también, los ucranios y otros pueblos de Europa que nos faltan.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.