Dietario Desde Mi Jardin

Dietario desde mi jardín - Digitalis Purpurea

16 de junio, viernes

Bien venidos los psicólogos.-

Soporta la sociedad una violencia soterrada de silencio sobre las cosas que nos preocupan y nos angustian.

Nos conectamos mucho, pero expresamos poco, seguimos aislados dentro de una tangencialidad que hace daño, como si “las personas fuésemos islas”.

Valoramos el éxito de las superficies, de lo visible, de lo que los demás quieren oír, de lo que queremos que nos digan los demás.

Pero,

si no nos atrevemos a nombrar las cosas que nos pasan y pesan, no dejaremos de estar solos- solas,

y necesitaremos de profesionales para que nos escuchen: estos son los psicólogos, los terapeutas retribuidos por los trabajos de atención y cuidado solicitados.

Me gustaría poder proclamar “menos psicólogos y más ética”, pero no lo puedo hacer,

porque, tal como están las cosas, los necesitamos para mejorar la salud mental; necesitamos mejorar la media de psicólogos por cien mil habitantes para acercarnos a las medias de países europeos;

porque no percibo una sociedad dispuesta y capaz de mejorar el nivel de mutua responsabilidad entre los seres humanos.

Cada vez más optamos por nosotros mismos, pero sin “los otros”;

cada vez más optamos por nosotros mismos, pero sin enterarnos de nosotros mismos.

Ya lo dijo Nuccio Ordine: “Los hombres no son islas”, trayendo a título de libro la bellísima imagen del poeta inglés John Donne.

17 de junio, sábado

Contenedores de basura.-

No me gustan nuestros contenedores de basura municipales colocados en las calles, pero, claro, me gustan mucho menos las calles sin ellos.

Los tengo delante.

Me encuentro con ellos nada más salir del edificio, y con alguna frecuencia veo bolsas y trastos a pie de contenedor y es posible encontrar olores de urinario.

Este fin de semana estaba a rebosar el contenedor amarillo de plásticos, con sus dos entradas redondas taponadas por las propias bolsas, y en el suelo, media docena de ellas tiradas. Media docena de vecinos han dejado sus bolsas en el suelo, como una acusación y una venganza contra la empresa concesionaria, y contra Ayuntamiento, especialmente. Ninguno de ellos se ha molestado en dar unos pasos para echar la bolsa por la tapa del lado opuesto, en donde queda sitio para esas y otras más.

De otra parte, ¿qué serían nuestras calles sin nuestros contenedores en línea para quienes los utilizan para hacer sus necesidades fisiológicas? Yo los veo desde mi primer piso, aunque procuro que no me vean. Es una conducta socialmente deplorable, pero también es muy criticable que no actualicemos alternativas factibles para algo tan esencial, pues hay ciudadanos que no están dispuestos, o no pueden, pagar una consumición para hacerlo en el bar cercano, pues siempre hay un bar en nuestras calles, aunque ya no queden libres del cartel de “servicio solo para clientes”.

18 de junio, domingo

Los enigmas del “dar por hecho”.-

os hombres, muchos hombres todavía, suelen “dar por hecho” que la mujer que convive con ellos reaccione como ellos desean, bien se trate de situaciones fácticas (dar un paseo por el campo), de estados emocionales (estar de buen o mal humor) o de apetencia sexual, situaciones todas en las que el “sí” se da por incluido y explícito.

Las mujeres, muchas mujeres todavía, sienten íntima satisfacción ante este “dar por hecho” de los maridos,  con base en hábitos ancestrales, hasta funcionar con un alto grado de automatismo.

“Íntima satisfacción”, digo, por parte de muchas mujeres,  que se sustenta en la necesidad, también ancestral, de hacer frente a riesgos y miedos que se heredan desde el fondo de los siglos.

Esta práctica convivencial es una de las muestras invisibles e insidiosas de la violencia de género que, lejos de no existir como Vox está afirmando ya desde Vicepresidencias, Consejerías y Concejalías, se extiende mucho más allá de las violencias extremas, incluso con formas edulcoradas que todavía pasan de manera muy desapercibida socialmente hablando.

 Se traduce en una especie de auto chantaje emocional, que devuelve una imagen favorable de una misma por haber sido capaces (las mujeres) de haber hecho bien las cosas, reconocido y bendecido en ese “dan por hecho” (los varones).

Esta experiencia que subrayo evidencia todo lo que nos falta en el proceso emancipador, pues todavía no percibimos que en ese “dar por hecho” (que, por otra parte, no tiene nada de recíproco), está el origen de muchos de los conflictos familiares que tanto nos incomodan, que tanta violencia aportan a la relación amorosa, que tanto perjuicio desplazan hacia las relaciones filiales.

Llegará un día, quizá ya empieza a estar llegando, en el que no “dar por hecha” la disponibilidad de las mujeres a lo que los hombres desean se percibirá como inequívoca señal del respeto mutuo que hombres y mujeres merecen y de la dignidad que cada persona tiene.

19 de junio, lunes

El “impulso vital”.-

Ningún río se detiene mientras no llega al mar.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.