Textos Casuales

Día de otoño

Señor: es la hora. El verano fue largo.

Deposita tu sombra en el reloj de sol 

y da suelta a los vientos por el campo.

Manda a los últimos frutos henchirse,

dales dos días más de sur caliente,

aprémiales a que maduren, y acelera

el último dulzor en el vino tardío.

Quien aún no tiene casa, ya no va a construirla.

Quien aún está solo, mucho habrá de estarlo;

velará, leerá, mandará largas cartas,

y por la alameda irá, inquieto,

mientras las hojas van a la deriva.

_Es un poema de Rilke, 
Publicado en El libro de las imágenes,
En traducción de Jesús Munárriz y de José María Valverde,
Ediciones Hiperión y Ellago Ediciones.
_

Rilke se recupera de la primera impresión de París

a donde llega en Agosto de 1.902,

dispuesto a superar la barrera que separa la lengua alemana de la francesa en la que todavía se siente muy inseguro, y dispuesto a emprender y aprender una nueva vida.

El día de este poema es un día del otoño recién estrenado (lo escribió el 21 de septiembre de 1902), 

ya resignado a los inconvenientes de la Gran Ciudad,

quizá atisbando tiempos mejores,

inquieto,

 rastreando lo que en verdad es o podría ser una vida buena,

imaginando las cosas que va a hacer en el invierno,

cosas como: velar, leer, escribir largas cartas, andar….,

reconsiderando, también, las cosas que quizá no podrán ser: todo esto a la luz de un día de otoño en París.

Ha llegado el tiempo, le reza al Señor,

al Dios del Libro de la Pobreza y de la Muerte que ha empezado a escribir:

le ruega con autoridad y vecindad para que ponga ya la línea de sombra en el reloj de sol, 

para que abra la puerta a los vientos contenidos,

para que apremie a las frutas en su maduración,

para que acelere las últimas dulzuras en las cepas…

Qué contenida manera de expresar su inquietud…

Un poema no surge como fruto de los sentimientos que muy temprano llegan, sino de la experiencia, la experiencia que Rilke vuelca en sus poemas,

como en este “herbsttag”.

Él es quien no tiene casa y adivina que nunca la tendrá.

Él es quien aún está solo y lo estará mucho tiempo más…

Son premoniciones de cómo será su vida, de la vida que le espera, pues es esa la vida que espera para lograr escribir y escribir

hasta merecer el Gran Poema que tiene que llegar.

Y esa vida que espera fue la vida que le llegó,

con un ocaso prematuro, muy pocos años después de culminar Las Elegías de Duino.

La llegada de este otoño de 2021 me ha llevado a querer entretenerme con el otoño de 1902,

 visto a través de uno de los poemas que Rilke dedicó a esta estación del año,

no sea que me pase desapercibido en-re-da-do en mis cosas,

pues el otoño no se confunde con ninguna de las cosas que hago, ni con las que programo, 

ni con las que sufro,

tiene más que ver con levantarme y poner la sombra en el reloj de sol sobre la piedra,

con saber que “día de otoño” y “herbsttag”

son la misma cosa aunque su gramática sea tan distinta,

y puede leerse con provecho y deleite hoy y hace 119 años.

Como me consta que dos lectores habituales del Blog son bilingües, pensando en ellos transcribo el poema en la lengua que el poema fue pensado y escrito:

HERBSTTAG

Herr: es ist Zeit. Der Sommer war sehr grob.

Leg deinen Schatten auf die Sonnenuhren,

und auf den Fluren lab die Winde los.

Befiehl den letzten Früchten voll zu sein;

gieb ihnen noch zwei südlichere Tage,

dränge sie zur Vollendung hin und jage

die letzte Sübe in den schweren Wein.

Wer jetzt kein Haus hat, baut sich keines mehr.

Wer jetzt allein ist, wird es lange bleiben,

wird wachen, lesen, lange Briefe schreiben

und wird in den Alleen hin und her

unruhig wandern, wenn die Blätter treiben.

También lo transcribo pensando en quienes no sabemos nada de alemán, pero sí podemos darnos cuenta de los metros y rimas, aunque no lo podamos disfrutar, ni, por supuesto, podamos hacer cada uno nuestra propia traducción.

Que uno y otro nos abran las ganas de ir a ver el otoño a la calle para sentir su verdad, y resultar veraces cuando hablemos de los otoños, incluido el de la vida.

Pascual García Mora

Artículo escrito por Pascual García Mora, compartiendo pensamientos y reflexiones desde Scholé.